Consejos para educar un perro adoptado
Tienes que tener en cuenta que tu perro ha sufrido al ser abandonado, por lo tanto puede ser un animal temeroso aunque al mismo tiempo agradecido y fiel, y precisa de un periodo de adaptación al nuevo hogar y a sus componentes.
Un perro que es adoptado puede estar al principio confundido y miedoso, por tanto tendrá tendencia a escaparse y huir. Esto sólo ocurre en la primera etapa, hasta que te hayas ganado su confianza. Tú mismo te darás cuenta cuando esto ocurra, ya que cada perro necesita un tiempo determinado dependiendo de sus circunstancias. En un principio deberás salir a la calle con tu perro sujeto con la correa, nunca lo sueltes, aunque lo ideal es que jamás lo sueltes, así evitarás fugas y posibles accidentes. De todas formas es aconsejable que las primera veces que lo sueltes sea en sitios cerrados donde el animal no pueda marcharse, hasta que estés completamente seguro de que acude a tu llamada. Poco a poco podrás ir viendo las reacciones de tu animal y le irás proporcionando confianza.
Con paciencia y cariño el perro aprenderá todas las pautas de comportamiento que quieras enseñarle. Por su instinto natural de complacer a su amo tiene más éxito una educación con elogios y corrección que con castigos. Elógialo cuando haga algo bien. Si tienes que reprenderlo hazlo en el acto y no pasado el tiempo, porque él ya no recordará lo que hizo mal y creerá que le regañas por lo que está haciendo en ese instante. Usa tu voz, hazle reproches firmes y autoritarios: “¡NO!”. Ten en cuenta que el cachorro empieza a entender lo que está bien y lo que está mal a partir del cuarto mes; será entonces el momento de empezar a educarlo. Mientras, puedes ir creando en él ciertos hábitos, por ejemplo llevándolo a hacer sus necesidades en el lugar que tú elijas, aunque no esperes demasiado de él en esta primera fase.
Proporciona al nuevo miembro de la familia un lugar caliente donde pueda dormir y no sea molestado. Esto les proporciona confianza.
El perro sólo vive el tiempo presente. Únicamente los recuerdos olfativos o los sonidos pueden traerle a la memoria malas experiencias. Al margen de estos traumatismos poco frecuentes y que con el tiempo superará, el perro será fiel a su amo, y seguirá intensificándose el vínculo entre ambos.
Se han oído noticias sensacionalistas en las que niños han sido atacados por perros. Esto es muy infrecuente y puede ser prevenido con facilidad no dando ocasión a que ocurra. Sobre todo si el niño nace cuando el perro ya está en casa, éste no debe verse rechazado, pues esto provoca celos en él, pudiendo sobrevenir los problemas. Por otra parte, hay que enseñar al niño a tratar al animal como un ser vivo, no como un juguete, e impedir que le moleste cuando esté comiendo o durmiendo.
Tampoco deben compartir sus juguetes, ya que el perro puede considerarlos suyos y defenderlos. Hasta que todo esto haya sido asimilado por el niño no se les debe dejar solos. Por lo demás el perro será el mejor defensor del niño y un compañero de juegos incomparable e insustituible.
Fuente: Asociación Nacional Amigos de los Animales